El Espacio Natural Protegido de la Sierra de Boumort coincide con la Reserva Nacional de Caza de Boumort, con una extensión de 13.097 ha. Es un espacio protegido desde 1991 y está situado en los Pirineos occidentales catalanes, entre los valles del Noguera Pallaresa y del Segre, abarcando toda una serie de cordilleras dispuestas transversalmente de uno a otro valle, entre las que destacan la sierra de Boumort que da nombre a la Reserva, la sierra de Carreu, la sierra de Cuberes y la sierra de Batsacans.
Las alturas máximas de la Reserva se alcanzan en el pico de Boumort (2.077 m), en el Pi Sec (1.917 m) y en el
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El Espacio Natural Protegido de la Sierra de Boumort coincide con la Reserva Nacional de Caza de Boumort, con una extensión de 13.097 ha. Es un espacio protegido desde 1991 y está situado en los Pirineos occidentales catalanes, entre los valles del Noguera Pallaresa y del Segre, abarcando toda una serie de cordilleras dispuestas transversalmente de uno a otro valle, entre las que destacan la sierra de Boumort que da nombre a la Reserva, la sierra de Carreu, la sierra de Cuberes y la sierra de Batsacans.
Las alturas máximas de la Reserva se alcanzan en el pico de Boumort (2.077 m), en el Pi Sec (1.917 m) y en el del Cap de Carreu (1.848 m).
Nos encontramos delante de un paisaje típicamente prepirenaico con sierras abruptas y relieve bastante accidentado que da pie a fuertes contrastes, lo que favorece una gran diversidad.
Su principal atractivo es la importante población de ciervos que la habita. Los ciervos se pueden ver durante todo el año, aunque el momento más espectacular se halla en la época de celo (berrea), entre mediados de septiembre y mediados de octubre, cuando se puede disfrutar de un espectáculo asombroso de la mano de un guía que conozca los mejores lugares de observación de estos animales. La reserva destaca por ser el único lugar de Europa donde se reproducen las cuatro especies de buitres del continente: buitre leonado, buitre negro (reintroducido a partir del año 2007), quebrantahuesos y alimoche.
Vegetación:
La vegetación de la RNC es una muestra muy representativa de la vegetación propia de los Prepirineos centro-occidentales catalanes. Además, se ve enriquecida por la penetración de especies boreo-alpinas, que se localizan en el piso sub-alpino de los niveles culminantes de la sierra de Boumort, y por el mantenimiento de elementos xeromediterráneos que aumentan todavía más la singularidad de estas montañas.
Una de las características más destacables es la gran diversidad de la vegetación, tanto en cuanto al número de comunidades existentes como a su estructura. Esto viene motivado por el gran abanico de condiciones ambientales que se pueden encontrar en una superficie relativamente pequeña. Así, la vegetación actual representa prácticamente todos los pisos altitudinales excepto el alpino.
El paisaje dominante es de carácter submediterráneo con pinares secundarios de pino negro y de pino silvestre que se sitúan dentro del dominio del robledal de hoja pequeña, hoy en día relegado a las cercanías de barrancos y lugares inaccesibles.
Podemos encontrar, como árboles, robles de hoja pequeña, el pino silvestre, el pino negro y los abetos, así como bojedales, gramíneas y enebros. Y también romero, aulagas, etc., que pueblan las áreas que se quemaron años atrás.
Cabe destacar la presencia de cinco plantas estrictamente protegidas dentro de este espacio, que son: Aquilegia pyrenaica, Narcissus alpestris, Astragalus danicus, Thymelaea nivalis y Pulsatilla alpina.
En cotas bajas e intermedias, se encuentran carrascales con matojos como el romero o las genistas. La parte superior está dominada por los bosques de pino negro, acompañados por sotobosques de gayuba y enebro. Finalmente, por encima de los 1.800 metros, hay prados formados fundamentalmente por festuca gautieri y avena montana.
Fauna:
La especie característica de la RNC es el ciervo (Cervus elaphus), que goza en estas sierras de una de las poblaciones más importantes y bien estructuradas de los Pirineos. Destaca también la presencia del corzo (Capreolus capreolus) y, más localizada, del rebeco (Rupicapra pyrenaica) . El jabalí (Sus scrofa) también está presente y se puede observar regularmente en los carrascales y los robledales, donde busca intensamente bellotas y otros frutos de bosque. Dentro de la fauna eminentemente forestal destaca la presencia del urogallo (Tetrao urogallus), el pito negro (Dryocopus martius), el búho pirenaico (Aegolius funereus) y la becada (Scolopax rusticola).
En los espacios abiertos podemos observar la perdiz (Alectoris rufa), el conejo (Oryctolagus cuniculus) y la liebre europea (Lepus europaeus); y en los riscos y despeñaderos encontraremos la presencia de rapaces rupícolas, como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) (zona de Cataluña con mayor presencia de esta especie), el buitre común (Gyps fulvus) (dentro de la Reserva tiene la colonia de cría más importante de Cataluña), el alimoche (Neophron percnopterus), el águila real(Aquila chrysaetos), el halcón peregrino (Falco peregrinus) o búho real (Bubo bubo). El buitre negro (Aegypius monachus), es el ave de mayor tamaño de toda la península Ibérica, se encuentra preferentemente en bosques de encinas, alcornoques y quejigos.
Entre los carnívoros destaca la presencia del zorro (Vulpes vulpes), el tejón (Meles meles) y la garduña (Martes foina), así como otros más localizados como el gato montés (Felis silvestris), la marta (Martes martes) o la comadreja (Mustela nivalis).
Por último, cabe reseñar la presencia dentro de los arroyos y los cursos de agua de especies singulares, como el tritón de los Pirineos (Euproctus asper) (endemismo ibérico) o el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes) (cada vez más escaso y localizado).
Una época especial: La berrea del ciervo
La época del bramido comienza a mediados de septiembre y finaliza a mediados de octubre. Durante este período los machos se disputan las hembras y crean sus propios harenes, bramando constantemente y marcando el territorio con secreciones glandulares y de orina y rascando los troncos con su cornamenta.
En la época del bramido los individuos dominantes desarrollan una intensa actividad para mantener unido el harén. Por lo tanto, durante esta época no paran de perseguirse y luchar con el resto de machos competidores, lo que acaba por provocarles un desgaste notable al final de la temporada del celo.
Los machos más jóvenes y los individuos más dominados esperan hasta el final del bramido (momento en que los ejemplares dominantes están muy desgastados) para cubrir alguna hembra tardía.
Cabe tener en cuenta que el celo de las hembras tiene una duración muy corta, siendo receptivas sólo durante 24 horas.
Hacia mediados de octubre, la intensidad del celo de los machos se reduce y las hembras comienzan a abandonar los harenes para volver a juntarse con otras hembras hasta el otoño siguiente.