Nos encontramos ante una de las fortalezas más importantes del valle de Tena. A finales de la Edad Media, el curso medio del río Gallo estaba controlado y defendido por tres castillos; los de Escuer, la torre del Moro en Larrede y la torraza de Biescas. Esta es la que mejor se conserva, pues mantiene todas sus estructuras, incluyendo el recinto perimetral y una capilla adosada.
La torraza fue construida en el siglo XV con una organización interna diferente a la actual. Tenía cinco plantas con pisos de madera, un aljibe interno y aspilleras en forma de cruz abiertas en los muros para su def
... Leer más
Nos encontramos ante una de las fortalezas más importantes del valle de Tena. A finales de la Edad Media, el curso medio del río Gallo estaba controlado y defendido por tres castillos; los de Escuer, la torre del Moro en Larrede y la torraza de Biescas. Esta es la que mejor se conserva, pues mantiene todas sus estructuras, incluyendo el recinto perimetral y una capilla adosada.
La torraza fue construida en el siglo XV con una organización interna diferente a la actual. Tenía cinco plantas con pisos de madera, un aljibe interno y aspilleras en forma de cruz abiertas en los muros para su defensa. En el s. XVI el edificio se reformó totalmente en su interior, sustituyendo los pisos de madera por bóvedas de cañón y pasando reduciendo las plantas a tres. Por ello algunas de las aspilleras quedaron inutilizadas.
A su alrededor estaba el pueblo de Escuer, que ya existía en 1184, según se desprende de un documento del monasterio de San Andrés de Fanlo. Se mantuvo habitado hasta la década de 1940. Años antes ya se había iniciado el abandono y el traslado de sus habitantes al nuevo emplazamiento de Escuer bajo, más cómodo y mejor comunicado, al estar en la carretera.
Texto y fotografías Pablo Schnell Quiertant