El yacimiento arqueológico de la Roureda de la Margineda se encuentra sobre una leve elevación de terreno, a casi 1000 m sobre el nivel del mar, en la vertiente sur del Montclar, en la subdivisión territorial de Santa Coloma. Desde su posición, se domina visualmente buena parte del fértil valle central, regado por el río Valira. La naturaleza del sustrato geológico, una morrena granítica, fue determinante en la configuración de sus espacios residenciales: así, durante la prehistoria, se aprovecharon los espacios entre los grandes bloques graníticos como refugios,
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El yacimiento arqueológico de la Roureda de la Margineda se encuentra sobre una leve elevación de terreno, a casi 1000 m sobre el nivel del mar, en la vertiente sur del Montclar, en la subdivisión territorial de Santa Coloma. Desde su posición, se domina visualmente buena parte del fértil valle central, regado por el río Valira. La naturaleza del sustrato geológico, una morrena granítica, fue determinante en la configuración de sus espacios residenciales: así, durante la prehistoria, se aprovecharon los espacios entre los grandes bloques graníticos como refugios, mientras que en las fases posteriores se desarrollaron núcleos protourbanos estructurados mediante una arquitectura en terrazas y articulada a partir de la explotación de los materiales locales.
La investigación arqueológica se inició en 2007 gracias al impulso de la empresa Casa Molines SA, propietaria de los terrenos. Durante las intervenciones llevadas a cabo hasta el año 2010, fue posible documentar una gran ocupación hasta la baja edad media (siglos XIII-XIV) muy bien caracterizada ya sea por los materiales arqueológicos como por su arquitectura. Más tarde, a partir de 2011, el Servicio de Patrimonio Cultural de Andorra dirigió una segunda fase de excavaciones que se alargaron hasta el año 2015, durante las cuales se exhumaron nuevas estructuras que han contribuido de manera determinante a establecer los principales periodos de ocupación: el bronce medio (c. 1500 a.C.), la antigüedad tardía (siglos IV-VII) y, finalmente, la baja edad media (siglos XIII-XIV). Actualmente, los restos arquitectónicos observables corresponden a la última fase de ocupación, que se extendió durante prácticamente dos siglos.
Sin duda, la Roureda de la Margineda es uno de los enclaves más relevantes para conocer la historia de Andorra, junto con la Balma de la Margineda, Juberri, el Roc d’Enclar o Camp Vermell. Su importancia radica en que se trata de se trata del único asentamiento andorrano, y de buena parte de los Pirineos, donde se ha podido constatar una continuidad ocupacional tan prolongada, con una presencia de materiales bastante abundantes y variados. Además, los restos presentan generalmente un muy buen estado de conservación, incluso los materiales metálicos, lo que nos ha permitido ver de cerca cómo debía de ser la vida cotidiana de los habitantes de este lugar. En definitiva, la Roureda de la Margineda es un punto de visita obligatorio para las personas interesadas en conocer no sólo la historia del Principado, sino para entender a Andorra en el marco de la vertiente sur de los Pirineos orientales.